Sin duda, las nuevas tecnologías han supuesto
un cambio de paradigma a nivel social, económico, político y médico.
En el siglo XIX, la medicina era una profesión
que requería numerosos conocimientos sobre las ciencias naturales, que poseían
muy pocos. En ese contexto, se establecía una estructura patriarcal donde era
el médico quien tomaba las decisiones por el paciente, a tenor de su
experiencia, estatus y conocimiento, creando así una especie de dependencia
entre el usuario y el profesional. Sin embargo, esta situación comenzó a
cambiar radicalmente con el desarrollo de las nuevas tecnologías, y su uso
generalizado por la mayoría de la población.
Con la irrupción de las nuevas tecnologías en
la salud, se produjo una especie de “empoderamiento del paciente” donde el demandante
de asistencia sanitaria deseaba participar activamente en la toma de decisiones
sobre su atención y disponía de medios para ello, pudiendo solicitar segundas
opiniones, recopilando información por Internet o indagando en el impacto que
podría tener un tratamiento sobre su salud (1).
Actualmente, observamos como el derecho a la
autodeterminación del paciente, la elección o rechazo de determinados
tratamientos, y el acceso a la información, son los pilares fundamentales sobre
los cuales se estructura la medicina moderna. Esta transformación, no hubiera
sido posible sin los avances tecnológicos que han ido acompañando a la
evolución de la medicina.
Y es, en este punto, donde aparece una “nueva
forma de hacer salud” denominada como “Salud Digital”.
¿Qué es
la Salud Digital?
La Salud Digital es la disciplina que se
encuentra integrada por todas aquellas tecnologías que tienen por objeto
controlar y cuidar de la salud de las personas. Se construye sobre una
multiplicidad de elementos tecnológicos distintos: ya sean páginas web, blogs,
aplicaciones móviles o dispositivos inteligentes.
Ésta no sólo se caracteriza por la aplicación
de las tecnologías en un plano técnico u organizativo, sino que se erige como
un cambio en el pensamiento global de la práctica médica y asistencial para
mejorar la asistencia sanitaria a nivel local, regional y mundial mediante el
uso de la tecnología de la información y comunicación (2).
El punto común que comparten las distintas
creaciones digitales sobre las que se estructura la Salud Digital es su
finalidad: mejorar el bienestar de las personas en el ámbito del cuidado de su
salud, ya sea a través del control sobre determinadas patologías o mediante la
optimización del tiempo de diagnóstico de las mismas.
Pero, aunque las intenciones sean buenas, debe
prestarse especial atención a cómo deben aplicarse estas tecnologías, con tal
de evitar consecuencias indeseadas. En este sentido, en la primera reunión del
cuadro de expertos de la Organización Mundial de la Salud sobre salud digital
-celebrada el pasado mes de octubre- se puso de manifiesto la creciente demanda
de servicios sanitarios digitalizados por parte de los ciudadanos, así como la
necesidad de que los Gobiernos atendieran a estos reclamos, pero no sin antes
establecer un plan de acción para canalizar los beneficios de la aplicación de
las nuevas tecnologías y soluciones de salud digital, evitando su uso
incorrecto y estableciendo una máxima protección para el tratamiento de los
datos de los usuarios (3).
Para garantizar la eficacia de la Salud
Digital, es necesario desarrollar mecanismos que garanticen que las tecnologías
utilizadas son seguras para todas las personas, en todo el mundo. Sólo de esta
manera, las soluciones digitales podrán ser concebidas como una nueva vía para
mejorar la atención primaria, permitir que los profesionales sanitarios hagan
frente a nuevas enfermedades y ayudar a que el máximo número de personas puedan
beneficiarse de la transformación digital de la salud.
Áreas de
la Salud Digital
La Salud Digital, como forma de hacer salud
mediante la aplicación de las nuevas tecnologías de la información y
comunicación en el ámbito sanitario, abarca numerosas funcionalidades y
utilidades, con el único objetivo de mejorar el servicio médico y asistencial,
tanto para los pacientes, como para los propios profesionales sanitarios.
En base a ello, se distinguen principalmente 7
áreas:
Automatización
de procesos y servicios
La automatización de procesos y servicios en el
sector sanitario, así como también en el farmacéutico, es fundamental para
emprender una verdadera transformación digital. Mediante la introducción de
nuevos sistemas de gestión, además de comportar la agilización de muchos
trámites, se ha conseguido dotar de mayor calidad al servicio ofrecido.
Por ejemplo, ahora damos por hecho que todos
los datos médicos sobre un determinado paciente se almacenan en una base de
datos, constituyendo su “historial médico”. Esta es una información a la que
cualquier profesional habilitado del país podría acceder fácilmente. Sin
embargo, hace no muchos años atrás, esto era prácticamente imposible.
Telemedicina
La telemedicina es una rama de la salud digital
cuya finalidad consiste en facilitar a todas las personas el acceso a los
servicios asistenciales, con independencia de cuáles sean sus recursos y dónde
se encuentren.
Actualmente, la telemedicina permite ofrecer
atención médica, intercambiar información válida para emitir un diagnóstico,
dispensar un tratamiento o prevenir enfermedades y lesiones, así como
investigar y evaluar y, todo ello, gracias a la aplicación de las tecnologías
de la información y comunicación.
La telemedicina ha demostrado tener numerosos
beneficios, tanto en el ámbito estrictamente sanitario y asistencial -mejorando
el servicio ofrecido al paciente, creando un sistema de gestión sanitaria más
eficaz y optimizando el tiempo de los profesionales sanitarios- como en el
plano socioeconómico –sobre todo, para los pacientes y sus familias,
facilitando el acceso a asistencia médica a aquellas personas que no pueden
desplazarse, o no tienen medios para ello.
Aplicaciones
móviles en salud
Las aplicaciones móviles se han convertido en
las grandes protagonistas en el ámbito de la Salud Digital, acuñando su propia
terminología: “mHealth”.
La mHealth ha sido definida por la OMS como el
uso de dispositivos móviles, como son los smartphones, PDAs y aparatos para el
seguimiento de pacientes, para la práctica médica y la sanidad pública.
Teniendo en cuenta que actualmente, casi todo
el mundo, dispone de un smartphone, las apps se han constituido como el
complemento perfecto para encontrar en un solo click todo aquello que deseamos.
Por este mismo hecho, las aplicaciones móviles en el ámbito de la salud han
tenido tanto éxito, ya que el paciente puede acceder a múltiples aplicaciones
para cuidar de su salud de manera rápida y sencilla.
Dentro de la numerosa oferta de apps
existentes, encontramos las denominadas ePatient, las cuales son aplicaciones
que pueden instalarse en cualquier dispositivo inteligente -como ordenadores,
tablets, móviles o relojes- para ofrecer servicios relacionados con el cuidado
del paciente.
Aunque la mayoría de ellas están dirigidas a
las áreas del bienestar, como la dieta o el ejercicio, lo cierto es que sus
funciones pueden ser muy diversas: desde contabilizar los pasos diarios o
monitorizar nuestro sueño, hasta detectar cuando se está produciendo una
arritmia.
Pero, no sólo reportan beneficios para los
pacientes, sino que también funcionan como una herramienta de trabajo del
propio profesional sanitario. A través de ellas, se puede prestar asistencia
sanitaria de manera telemática, o realizar un seguimiento de los síntomas o
tratamiento del paciente.
Inteligencia
Artificial (IA)
La aplicación de la inteligencia artificial en
el ámbito de la ciencia y la medicina ha permitido numerosos avances.
La IA se basa, fundamentalmente, en la
combinación de un volumen sustancial de datos y la capacidad de aprendizaje
insertada en hardwares u otros dispositivos electrónicos. De este modo, las
herramientas dotadas de inteligencia artificial tienen capacidad propia para,
de conformidad con los datos suministrados, y de manera totalmente autónoma,
procesar esa información y emitir una decisión, solución o respuesta.
Gracias a la IA, podemos obtener diagnósticos
más rápidos y precisos, crear nuevos métodos de tratamiento, o agilizar el
proceso de investigación sobre determinadas enfermedades o medicamentos.
Wearables
Los wearables son dispositivos portátiles que
cuentan con determinados algoritmos dirigidos a controlar diversas funciones
vitales. La mayoría de ellos, requieren de una vinculación previa con un
dispositivo móvil, a través de una aplicación que les permite compartir los
datos obtenidos.
La ventaja esencial de dichos dispositivos es
la posibilidad de que el paciente pueda portarlos consigo durante días, semanas
o meses, monitorizando sus marcadores de salud, lo que permite recopilar datos
de forma mucho más rápida y sencilla y, a su vez, establecer un mayor control
sobre el seguimiento del estado de salud del paciente o del tratamiento
indicado.
Gamificación
en Salud
En el ámbito de la salud, la gamificación
consiste en aplicar dinámicas de juego para conseguir mejorar los resultados de
determinados tratamientos. A diferencia de lo que podría parecer inicialmente,
no es una técnica dirigida exclusivamente a niños.
Es una forma de familiarizar a los pacientes
con las nuevas tecnologías, motivándolos en su recuperación a través de la
realización de distintos ejercicios y actividades que pueden propiciar una
mejora más rápida.
Realidad
virtual y realidad aumentada
Mientras que la realidad virtual es una ficción
generada donde podemos transportarnos e interactuar con esa “realidad
inexistente”, la realidad aumentada completa el entorno real con proyecciones
digitales.
Si bien es cierto que la industria del
entretenimiento es quien encabeza la revolución de la realidad virtual, en el
ámbito de la salud también despunta por su potencial formativo. Además, en
nuestro país también ha sido implantada en el Hospital de la Paz, en Madrid,
para el trasplante de hígado en pacientes infantiles. Pretenden conseguir
reducir la ansiedad ante la operación, pre-visualizando dónde se va a realizar,
las pruebas que deberán efectuarse, etc.
Por otro lado, la realidad aumentada nos
permite observar, a través de una proyección sobre una parte de nuestro cuerpo,
por ejemplo, una información que resultaría imposible o muy difícil de ver de
ningún otro modo. La aplicación de esta tecnología en el ámbito de la salud
puede ser muy diversa. A modo de ejemplo, existen dispositivos de realidad
aumentada que permiten proyectar de una manera más clara las venas del
paciente, haciéndolas mucho más claras y fáciles de identificar –Accuvein–,
haciendo el proceso de extracción de sangre mucho más rápido e indoloro.
Los
beneficios de la Salud Digital para pacientes
Como se ha detallado a lo largo del presente
artículo, la Salud Digital tiene por objeto mejorar la calidad del servicio
ofrecido al paciente, pero ese no es el único beneficio que reporta en pro del
mismo.
Gracias a la digitalización de la salud, se ha
conseguido:
- Empoderar al paciente, que ahora dispone de
una mayor participación en los procesos de toma de decisiones en la gestión de
su enfermedad o patología.
- Aumentar su nivel formativo y educativo en
cuanto al cuidado de su salud.
- Facilitar el acceso a la asistencia
sanitaria, con independencia de cuáles sean sus recursos o circunstancias.
- Despertar la conciencia en el paciente de
autocuidado, mejorando la gestión de su salud.
- Incrementar la eficacia en la adherencia del
tratamiento prescrito.
Los
beneficios de la Salud Digital para profesionales sanitarios
La Salud Digital, además de comportar grandes
ventajas para el paciente, también supone un gran avance en el ejercicio de la
medicina:
- Permite obtener un diagnóstico preciso en
menor tiempo, a través de nuevos dispositivos de diagnóstico, nuevas vías de
comunicación telemática entre profesionales, o mediante la utilización de
softwares de procesamiento de datos.
- Se agilizan los plazos en el ámbito de la
investigación, gracias a nuevas herramientas que permiten optimizar los
recursos y el tiempo invertido.
- Aumenta el nivel de eficacia de los
tratamientos, gracias a la posibilidad de realizar un seguimiento y control
continuo sobre el estado de salud del paciente.
- Se mejora la capacidad de prevención y
transmisión de enfermedades.
FUENTE:
Campus Sanofi