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"Índice Maestro de Pacientes" será determinante para organizar la salud digital de Chile
Aseguran que sin “habilitantes” técnicos de base no será posible ahorrar costos por exámenes innecesarios, gestionar eficientemente las listas de espera o implementar la receta electrónica.
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Académicos de cinco universidades, integrantes del Centro Nacional en Sistemas de Información en Salud (CENS), expresaron su preocupación ya que el recorte presupuestario anunciado por el Ministerio de Salud para organizar el sistema de salud digital de Chile, podría limitar las herramientas técnicas necesarias para intercambiar datos de los usuarios.

Sin ello, remarcaron, no será posible disminuir brechas como la adherencia a tratamiento, enfermedades crónicas, listas de espera o medicamentos. Por ello expresaron su colaboración a las autoridades del Ministerio de Salud con el objeto de implementar las herramientas necesarias para hacer realidad el “Índice Maestro de Pacientes”.

El CENS –entidad financiada por CORFO y liderado por los principales expertos en informática médica de las universidad de Chile, Católica, de Valparaíso, de Talca y de Concepción– promueve desde su nacimiento en 2017 la incorporación de estándares de interoperabilidad en el sistema de salud, un sustento técnico de base para que hospitales y clínicas puedan compartir información y dar una atención continua a los pacientes.

Protocolo único para la seguridad

El Dr. Camilo Erazo, gerente general de la entidad, expuso que el sistema mixto (público y privado) de nuestro país carece de un protocolo único para la seguridad y confiabilidad de los datos de los usuarios, sin el cual es imposible llevar a cabo un cambio tecnológico que contribuya a mejorar la calidad de las prestaciones y la eficiencia en el gasto de los recursos. Tampoco expandir los beneficios de la digitalización en proyectos tecnológicos de alto impacto.

“Para poder hacer más eficiente el sistema y generar nuevos servicios, como la telemedicina o el monitoreo continuo de pacientes, se requiere que todos los actores puedan compartir datos, en especial en un contexto donde la atención de salud se fragmenta entre muchos prestadores, como es el caso chileno”, advirtió Erazo.

En su análisis, con plataformas que permitan la comunicación entre distintos registros, los médicos están obligados a enviar información por correo o WhatsApp, la que no queda en la ficha de los pacientes.

Desde el Centro Nacional subrayaron que el anuncio de una disminución de $28 mil millones en el presupuesto 2019 de Hospital Digital podría reducir las inversiones en “habilitantes” tecnológicos, entre ellos el denominado “Master Patient Index” (Índice Maestro de Pacientes), una base de datos homologada que debe almacenar los datos de los usuarios para poder identificarlos a través de todo el sistema de salud.

“Sería como querer desarrollar Uber sin una tecnología de GPS detrás. Para generar un marco de interoperabilidad en beneficio de los usuarios tenemos que seguir las buenas prácticas que han utilizado países en situaciones similares e incorporar tecnologías habilitantes, además de terminologías bien definidas para identificar a pacientes, exámenes o medicamentos”, agregó el gerente general de CENS.

“Hoy la ausencia de estos habilitantes tiene consecuencias para los pacientes, que muchas veces deben repetirse exámenes por no poder “rescatarlos” desde otros sistemas. En el caso de las radiografías o scanner, esto implica someterse innecesariamente a radiación y los riesgos involucrados. En este sentido, la interoperabilidad hace más segura y eficiente la atención de salud.”

Salud sin GPS

Sin habilitantes o herramientas técnicas de base no es posible generar un intercambio de datos entre Hospital Digital y la red asistencia, complementó César Galindo, académico de la Universidad de Valparaíso y presidente (i) del capítulo chileno de HL7, la entidad internacional encargada de definir protocolos técnicos para el intercambio de datos en salud.

“Dentro de los pilares fundamentales para poder intercambiar información clínica, financiara y administrativa relacionada con pacientes en salud, está el de poder identificar unívocamente tanto a los pacientes com o a los prestadores”, plantea Galindo, co-director de interoperabilidad de CENS, quien ha contribuido al desarrollo de guías de implementación tecnológica en hospitales públicos.

El investigador de la UV apuntó que el recorte puede verse como algo positivo en términos de encauzar los recursos públicos, pero “en el peor escenario” hay un riesgo de frenar la interoperabilidad del sistema sanitario, si no se dedican recursos para contar con un Master Patient Index y otros habilitantes fundamentales.

“La interoperabilidad requiere de pilares básicos que deben estar asentados para construir sobre ellos. Y uno de ellos es conocer unívocamente la identidad del paciente. Es imposible que un sistema de salud pueda intercambiar datos sin tener la identificación de este usuario. El riesgo pasa porque la reducción deje fuera de presupuesto estos pilares”, advirtió Galindo.

Desde CENS subrayaron que no existe claridad de cómo se gestionarán las plataformas habilitantes para la salud digital en el nuevo escenario presupuestario. “No existe claridad de cómo se va a implementar. Independientemente del proyecto o el énfasis sanitario que se le quiera dar, el intercambio de datos requiere de condiciones técnicas robustas para habilitarlos”, resumió Erazo.

El ejecutivo recalcó, además, que un freno a la digitalización del sector como consecuencia de la falta de condiciones técnicas básicas también hará muy compleja la materialización de proyectos que incorporen tecnología para problemáticas de alto impacto o el ecosistema local de innovación. Actualmente, el Centro Nacional forma a 35 equipos de desarrolladores de todo el país para validar sus soluciones en los centros de pilotaje del Minsal en hospitales públicos.

“Hoy, los dispositivos móviles inteligentes han revolucionado el acceso a nuevos servicios en transporte y logística, pero estas se desarrollaron gracias tecnologías como el GPS, provistas por organismos públicos. Del mismo modo, si nuestro país quiere apostar por transformar la salud tiene que crear estas plataformas habilitantes para que la innovación pueda ocurrir”.

Chile sin estrategia

El grupo de expertos enfatizó en que brechas de la salud digital en Chile, entre ellos el recorte presupuestario a Hospital Digital y un reciente informe de Contraloría que impugnó el gasto de US$ 4.8 millones en tecnología no utilizada por parte del Ministerio de Salud– obedecen a aspectos deficitarios de una política pública y la carencia de una estrategia con continuidad de largo plazo, así como la falta de capital humano avanzado en TICS en salud (estimado por CENS en más de 3.500 profesionales y técnicos) que se arrastra desde hace varios años

“Preocupa la inexistencia de un plan estratégico de largo plazo, más allá de la rebaja de presupuesto. Se requiere una hoja de ruta de la política públicaen Salud Digital , tanto desde una perspectiva económica como del beneficio social para los usuarios. Países como Australia e Inglaterra han destinado recursos a los habilitantes técnicos porque entienden que es una inversión que entregará beneficios de largo plazo”, analizó Sergio Guiñez, director de Interoperabilidad de CENS y académico de la Universidad de Talca.

Del mismo modo, desde CENS advirtieron en la urgencia de que la inversión de recursos públicos –que van desde el diseño de bases de licitación a orientación de manutención de infraestructura tecnológica en este ámbito– debe ser orientada por un organismo de carácter técnico e independiente como CENS, creado por Corfo como un bien público financiado con aportes estatales precisamente para apoyar la digitalización de la salud.

Steffen Härtel, académico de la Universidad de Chile y codirector de CENS, sostuvo que “no hay formación ni las competencias para tomar buenas decisiones. Lo que observamos y diagnosticamos es que cada dos años se cambia el título de la canción por uno nuevo, pero son acciones sin estrategias o con una supuesta estrategia en programas de dos o cuatro años que nunca funcionarán. Si Chile sigue a este ritmo, levantando proyectos con distintos nombres pero sin trascendencia, continuaremos sufriendo las consecuencias”.

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