El aumento de casos por Covid-19
está transformando el modelo asistencial con nuevos enfoques de tratamiento. El
objetivo va más allá de frenar la propagación del virus en las consultas
médicas.
En este contexto, la
telemedicina emerge como una alternativa eficaz y ha comenzado a recorrer un
sendero exponencial en todo el mundo. En Estados Unidos, la
mayoría de las consultas se están realizando de manera virtual, diez veces
más que antes de la pandemia. En China se aconsejó a los pacientes que
buscaran ayuda médica a través de la telemedicina, es por ello, que las
autoridades decidieron pagar las consultas de atención virtual porque los
hospitales y las clínicas se encuentran colapsados. De esta forma, los
médicos pueden atender el triple de pacientes al día.
En el Reino Unido también
se sigue por el camino de la asistencia online. La relación
riesgo-costo-beneficio de esta atención virtual ha cambiado enormemente la
práctica clínica, y si bien muchos consideran que la experiencia no cuenta
con la misma calidad que si fuese de manera presencial, cada vez es más elegida
por los pacientes. Italia también se inclina por incrementar la
capacidad de la telemedicina, ya que actualmente no cuentan con la
infraestructura y recursos necesarios para integrarlo a la consulta presencial.
En Argentina, los
servicios de medicina privada y las nuevas prepagas “digitales” están
desplegando su catálogo de soluciones para asistir cada vez a más personas y, a
la vez, alivianar el sistema de salud con el objetivo de evitar el traslado de
los pacientes a consultorios, guardias y salas de atención presencial.
Sin embargo, para que este cambio
repentino de hábitos sea efectivo, se debe tener en cuenta siempre al paciente.
La introducción de nuevas herramientas e innovaciones en el servicio médico
deben ir acompañados de la incorporación de experiencias seguras para el
paciente, para que éste pueda incorporarlos de la forma más natural posible. La
protección de su identidad, la garantía de que sus registros y tratamientos
médicos sean confidenciales, serán detalles fundamentales a tener en cuenta.
En VU, trabajamos en la
prevención de fraude y protección de la identidad, diseñando soluciones de
autenticación robusta de la identidad de los ciudadanos. Mediante la aplicación
de tecnologías que combinan biometría e inteligencia artificial, las
operaciones tanto en hospitales como en farmacias son 100% digitales, seguras y
remotas, siempre que sea posible. Por ejemplo, las prepagas y obras sociales
pueden implementar un proceso de autenticación de la identidad de los
profesionales con los que trabajan para simplificar y aumentar la seguridad de
los procesos de recetas y órdenes de estudios, con el objetivo de reducir las
estafas y las pérdidas tanto de reputación como de dinero.
De la misma manera, la
identidad de un paciente puede ser verificada a través del
reconocimiento facial,
la voz, la palma, la huella y distintos métodos de autenticación no invasiva
dependiendo del uso tanto en consultorios y hospitales
como farmacias: como resultado, el proceso de registro, ingreso y alta del
paciente se vuelve más ágil y seguro, al reducir los tiempos y los márgenes de
error. A su vez, una identificación más precisa del paciente permite la
creación de un historial clínico único digital, que favorece el desarrollo de
tratamientos personalizados más eficientes. Además, estas metodologías permiten
interacciones sin contacto físico, en una época en la que la cercanía es un
riesgo.
Más allá de la expansión e
incremento en el uso de estos sistemas de consulta y atención online a raíz de
la pandemia mundial, las condiciones están dadas a nivel global para generar un
cambio profundo en el servicio médico acompañado por tecnologías de última
generación. Dichos mecanismos digitales ayudan no solamente desde un punto de
vista administrativo, sino también para mejorar la experiencia de los pacientes
para con las instituciones y, en definitiva, mejorar las vidas de los
ciudadanos.