El director del MIT Clinical Data, Leo Anthony Celi, inauguró este
martes la Make Health Chile, un encuentro internacional en ciencia de datos que
convoca a expertos de Estados Unidos, Alemania y América Latina, y que es
organizado por el Centro Nacional en Sistemas de Información en Salud (CENS) en
coloración con Harvard, el Instituto Tecnológico de Massachusetts y la
universidad alemana Heilbrond.
“Las computadoras jamás reemplazarán a los médicos, pero quienes no
usen las computadoras sí se van a extinguir. La batalla que veremos en el
futuro será entre quienes usen la inteligencia artificial y quienes no. Y
podemos de antemano decir, categóricamente, quien será el ganador”, expresó el
académico estadounidense, creador de una plataforma de datos abiertos para
promover la innovación en salud en todo el mundo y colaborador de diversas
iniciativas de impacto tecnológico en países en vía de desarrollo.
La Make Health Chile es el primer encuentro internacional de su tipo
que se efectúa en Chile, y fue impulsado por CENS, un organismo apoyado por
Corfo y cinco universidades nacionales (de Chile, Católica, de Valparaíso, de
Talca y de Concepción), con el propósito de apalancar la transformación digital
del sistema sanitario en nuestro país. Durante dos días, la cita convoca a una
red de innovadores de datos de salud en la casa central de la Universidad
Católica y la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile en conferencias,
workshops y sesiones de pósteres científicos.
La jornada en la PUC, contó con la participación del ministro de
Salud, Emilio Santelices, además de una simulación de una atención telemédica
con sensores para rehabilitación de pacientes entre Santiago y Concepción, por
parte del nodo tecnológico CENS instalado en la Universidad de Concepción. La
conferencia central estuvo dictada por la académica de la Universidad de Puerto
Rico Río Piedras, Patricia Ordoñez, quien mostró la experiencia del uso de data
science en una situación de desastre: el huracán María.
“Nos conectamos con una visión de vanguardia en data science, desde la
transparencia hasta la accesibilidad y calidad de los datos. Esto representa lo
que tratamos de hacer desde CENS para aportar a la transformación digital en
Chile. Necesitamos madurar y entender el potencial de la información para crear
impactos en salud, y su valor para impulsar proyectos que beneficien a los
usuarios”, dijo el director del CENS y académico de la Facultad de Medicina de
la Universidad de Chile, Steffen Härtel.
Härtel destacó, además, que el Make Health Chile ha permitido promover
la colaboración en una red de más de 400 participantes, muchos de ellos
desarrolladores en sistemas de información en salud de América Latina.
El futuro de la medicina
El Dr. Celi, académico de origen filipino, es impulsor de los dos más
importantes proyectos en ciencia de datos –un campo científico del que se
derivan ámbitos como el big data, machine learning y la inteligencia
artificial– impulsado por el Instituto Tecnológico de Massachusetts: la
plataforma MIT Clinical Data, un repositorio de datos de acceso abierto a salud
para promover el desarrollo de innovación; y el proyecto Sana, que ha
contribuido a ejecutar proyectos sanitarios de alto impacto en países en vías
de desarrollo.
En su presentación, el científico del MIT destacó el caso de una
pequeña empresa nigeriana que desarrolló un algoritmo para prevenir la
muerte por asfixia en comunidades donde el acceso a un prestador de salud es
altamente complejo. La iniciativa captura el llanto de un lactante y alerta
sobre la probabilidad de que sufra un evento, cinco minutos antes de su
ocurrencia. “Cinco minutos adicionales para salvar la vida de un recién
nacido”, valoró el conferencista.
Utilizando este ejemplo, Celi recalcó que, a diferencia de otros tipos
de trabajo, el futuro de los profesionales de la salud no se verá amenazado por
la cuarta revolución industrial, sino que cambiará la forma en que llevan a
cabo su labor. “La pregunta sobre si la inteligencia artificial va a reemplazar
a los médicos provoca risa. Hay distintas zonas en el mundo donde ni siquiera
tienen acceso a un prestador de salud”, cuestionó.
El investigador recordó que el desarrollo de los registros
electrónicos de salud encontró una barrera en sus inicios, pero que estas
fueron rápidamente resueltas. “La inteligencia artificial será el estándar en
el futuro para ayudarnos a tomar decisiones Y cualquiera que no pueda
adaptarse, deberá retirarse o quedará fuera de los avances médicos, seguramente
antes de diez años”, advirtió, aunque este proceso debiese ser más fluido de lo
que se podría pensar. “Tal como aprendimos a usar los teléfonos inteligentes”.
“No creo que sea mucho más diferente, la inteligencia artificial es
una de las funcionalidades de las computadoras de hoy. Este proceso será más
rápido de lo que pensamos. Nadie predijo que la tecnología y el internet se
apoderaría de nuestras vidas, que los teléfonos inteligentes estarían en todas
partes y que todo el mundo tendría uno. No estamos diciendo que los médicos se
irán, sino que muchos de ellos se adaptarán. Son gente muy inteligente,
aprendieron medicina en cinco años, pueden aprender cualquier cosa. No creo que
que haya mucha gente con problemas para adaptarse a estos cambios”.
Datos y más datos
En su análisis, la inteligencia artificial será el estándar en un
futuro muy cercano en el ámbito de la medicina global, contribuyendo a mejorar
el cuidado de los pacientes. Citando cifras de la Organización Mundial de la
Salud y de publicaciones científicas internacionales a lo largo de la última
década, recalcó que en países de ingreso medio a bajo cerca del 50% de los
medicamentos se toma o dispensa en forma inadecuada, y que el 40% responde a
pautas médicas incorrectas.
Del mismo modo, agregó que los usuarios reconocen a errores médicos
humanos como las principales falencias del sistema, muy por encima de la falta
de tecnología o acceso a tratamiento. Allí las posibilidades a través de
terminología farmacéutica estandarizada y la ciencia de datos, en específico de
la inteligencia artificial, tendrán impacto en tres ámbitos: la clasificación
de los riesgos sanitarios, la predicción de enfermedades y la optimización de
recomendaciones médicas.
“Un reciente estudio clínico demostró que la inteligencia artificial
tuvo mejor desempeño que médicos humanos en pacientes con diabetes y
retinopatía, y la FDA dio su primera autorización para que un algoritmo
entregue diagnósticos. En salud mental, uno de los grandes desafíos del mundo
actual, el machine learning puede evitar suicidios usando sensores de
reconocimiento facial. Pero esto no es magia: se construye en base a los
datos”, afirmó el director del MIT Clinical Data.
Cada prestación y paciente pueden significar un punto de toma de datos
si los sistemas operan en forma interconectada, según Celi, por lo que el
desafío y principal obstáculo están en que personas “de distintas disciplinas
puedan buscar soluciones conjuntas. Los datos son importantes porque nos permiten
mejorar los cuidados del paciente, pero lo importante es capacidad humana
institucional para aprovechar el valor de los datos”.
El científico del MIT recalcó que la forma en que se ha hecho medicina
en los últimos cien años no está dando buenos resultados para las necesidades
de la población actual. Para ello, la calidad en el almacenamiento y
accesibilidad de los datos será fundamental para llevar a cabo la
transformación digital, en una industria donde la seguridad, transparencia y
ética de los mismos supone un obstáculo a día de hoy.
“Es curioso que estemos preocupados de nuestros datos
en salud cuando Google y Facebook saben todo de nosotros y los están usando.
Cada uno de nosotros ha cedido sus datos cuando se suscribe a una cuenta de
redes sociales, pero luego se preocupa porque alguien pueda saber que tengo
diabetes. Pero para eso se necesita más planificación: no se trata solo de
tener los datos, sino que sean pertinentes. Probablemente implementar machine
learning sea lo más fácil, no así hacer la curación, la limpieza y adaptación
de los datos”